sábado, 5 de septiembre de 2009

Ideario Pedagógico de Simón Rodríguez


Ideario Pedagógico de Simón Rodríguez.
Reflexiones Sobre el estado Actual de la Escuela. 1794

En Venezuela, el Pensamiento Educativo del siglo XIX estuvo influenciado por el Pensamiento Ilustrado, resaltando el legado del Maestro y pedagogo Don Simón Rodríguez, quien enfatiza sobre la instrucción pública, el aprendizaje de los pobres, reforma y universalización de la Escuela Primaria. El presente ensayo trata de resaltar los aportes a la educación de este insigne Maestro, analizar las reflexiones que sobre el estado de la Escuela hace en el año de 1794 e identificar sus ideas en la Educación Bolivariana en Venezuela.

Don Simón Rodríguez fue un fervoroso y decidido partidario de la educación pública. El ambiente europeo donde vivió, viajó, estudió y enseñó por más de 20 años, influído por los autores del Siglo de las Luces, a quienes leyó con fruición, era un escenario propicio a la escuela sustentada, orientada y financiada por el Estado. Criticó con acrimonia los excesos mercantilistas de la educación privada al punto de escribir: “hacer negocio con la Educación es…, diga cada lector todo lo malo que pueda; todavía le quedará mucho que decir” (Rodríguez, 1999: Obras Completas.

Simón Rodríguez, el Maestro, fue un gran utópico americano, a menudo ignorado por los tratadistas del tema. El Maestro se esforzó para divulgar y poner en práctica su proyecto societario dirigido a todas las repúblicas independizadas de la corona española y reclamó la unidad de todas ellas. Ese proyecto nació durante su permanencia en Europa (1800-1823), donde presenció el acelerado desarrollo industrial que ocurría en países de ese continente, vió sus consecuencias (expulsión y migración de campesinos de las zonas rurales, desempleo, miseria y aumento de la mortalidad infantil, explotación de niños y mujeres en la fábricas, aumento de la delincuencia); presenció las guerras europeas y, cuestión muy importante, conoció las propuestas de los utópicos quienes formularon proyectos societarios fundamentadas en comunidades productivas, donde reinara la cooperación y la solidaridad humana.

Han transcurrido 215 años desde que el maestro Simón Rodríguez realizó estas reflexiones sobre la educación, lo cual le dio justificadas razones para plantear reformas educativas necesarias para la época y que hoy día aún estas ideas siguen teniendo vigencia. Entendida la ignorancia como un mal que atraviesa al conjunto, su proyecto de Educación Popular asumió también un carácter general, en el cual, para ser alcanzado, debía la educación estar al alcance de todos y cada uno de los individuos que componían la sociedad. También se caracterizó por ser un revolucionario y abogaba por la educación de las personas que se encontraban en situación de pobreza, emprendió la defensa de la clase de pardos y morenos y reivindicó su derecho a que recibieran enseñanza como cualquiera de los blancos. Estas ideas educativas fueron motivadas por su sensibilidad social y el conocimiento de la obra de Pedro Rodríguez Campomanes titulada Discurso Sobre la Educación Popular Sobre los Artesanos y su Fomento.

La originalidad de su pensamiento y el rompimiento con la copia acrítica de lo que acontecía en Europa fueron características importantes de su ideario pedagógico y se considera que es el primer educador que trata de educación como un deber además de cómo un derecho. Insistía Simón Rodríguez que toda persona debía servir en las armas y por lo menos un año en el servicio de la docencia y añadía que quien no lo hiciese debía privársele de los derechos ciudadanos. Identificaba educar con crear voluntades; abogaba por un papel activo del estudiante en su proceso de formación, consciente del papel que éste tendría que desempeñar en el desarrollo futuro de las nuevas repúblicas y la transformación de sus realidades.

Por sus ideas, Rodríguez era considerado inadaptado a las normas sociales de su tiempo. Hoy día reconocemos su valor filosófico, sociológico, original y emancipador, puesto que su legado se orienta a enseñar a pensar y a la formación de hombres libres. Fue crítico de la sociedad, del sistema y de la educación que se impartía en esa época; era un visionario, creía fervientemente en la República y en la educación, por ello decía:
“Si queremos hacer República, debemos emplear medios tan nuevos como nueva es la idea de ver por el bien de todos”.
“La América no debe imitar servilmente, sino ser original”.
“Enseñen, y tendrán quien Sepa, Eduquen, y tendrán quien Haga”

Al hacer su reflexión sobre el Estado Actual de la Escuela, Rodríguez se refirió a seis reparos que debían hacerse a la instrucción pública en aquella época. Los aspectos más resaltantes de esta reflexión se indican a continuación:
La escuela no tiene la estimación que merece. La escuela es tan importante para todos y la mayoría la desconoce, dado que en ella se reciben las primeras luces que permiten avanzar y consolidar los conocimientos.
Pocos conocen la utilidad de la escuela, y por ignorancia la desprecian y la ven con indiferencia, no reconociendo que es la escuela de las primeras letras a quien pertenece la enseñanza perfecta. Otro aspecto a considerar es que el estudio de la caligrafía y aritmética solo se daba a una clase privilegiada, en tanto que los artesanos, labradores y gente común no era atendida en sus estudios. Rodríguez se preocupó porque estas personas estaban en tinieblas, “ellos no tienen quien los instruya; a la escuela de los niños blancos no pueden concurrir: la pobreza los hace aplicar desde sus tiernos años al trabajo y en ´él adquieren práctica, pero no técnica”. De esta reflexión, Rodríguez justifica la educación para todos y considera la educación técnica.
Todos se consideran capaces de enseñar. Muchos desconocen cuál es la obligación de un Maestro de Primeras Letras, así como el cuidado y delicadeza que debe observarse en dar al hombre las primeras ideas de una cosa. Rodríguez observó que la instrucción de las primeras letras se dejaba en manos de cualquier persona, ignorando la importancia del dominio de los principios elementales en la instrucción.
Le toca al maestro el peor tiempo y el más breve. Rodríguez consideró que le toca al Maestro de primaria la peor parte de la vida del hombre, por lo que precisó que el Maestro debe tener el talento necesario para atender las necesidades e ilustrar el entendimiento con conocimientos útiles en cada etapa del niño.
Cualquier cosa es suficiente y a propósito para ella. Consideraba que lamentablemente la escuela ha corrido con mala suerte de conformarse con lo poco que han querido darle, no se le daba importancia y el mérito que esta tiene, estaba abandonada, no había dotación de materiales y textos para una instrucción apropiada y que respondiera a unos principios de una educación práctica y digna.
Se burlan de su formalidad y de sus reglas, y su preceptor es poco atendido. Las familias dejaban la educación de sus hijos en manos de cualquier persona, sin ningún tipo de formalidad. Decía Rodríguez: “el que necesita la educación debe adaptarse a sus preceptos y métodos“, debía asumir una formalidad de horario y obligaciones que le permitiera avanzar su educación.

Planteadas estas anomalías de la Escuela, Rodríguez en una segunda parte de su reflexión propone un nuevo establecimiento para las Escuelas en Caracas, lo cual comprende, entre otros aspectos, los siguientes:
Distribuir en varias partes la enseñanza para que sea fácil la concurrencia: para que se acomoden con orden y sosiego; y para que se haga la instrucción expedita y provechosa.
Los maestros deben ser instruidos, aplicados e irreprensibles, y haber acreditado estas cualidades.
Debe haber formalidad en las escuelas. Ha de guardarse orden, uniformidad y estabilidad en todo.
Debe existir un Director de las Escuelas, quien prefijará el método, llevará registros y velará por la conducta de los Maestros. Este Director llevará el control de los Maestros y pasantes.
Igualmente se presentan otras pautas que deben regir la instrucción pública, tales como pautas para la incorporación de discípulos a las escuelas, pautas para pensiones y pago de gastos comunes, construcción de muebles, gratificaciones de pasantes, horas señaladas para el horario de las escuelas, actos públicos de religión, días de asueto, recreos, exámenes, permisos, distinciones, fiestas, casos en que debe ser depuesto el Director, los Maestros, casos en que deben ser despedidos los pasantes y recompensas a los Maestros.

Adentrarse en el pensamiento pedagógico del maestro Rodríguez supera los márgenes de cualquier investigación, ya que este ideario es el resultado de las ideas socialistas más avanzadas del siglo XVIII, que otorgaban a la educación su perfil científico, social y profesional, contrastada y enriquecida en la realidad americana. El ideario de Simón Rodríguez constituye hoy un pilar de la Educación Bolivariana en Venezuela, al considerar la educación como un proceso colectivo e integrador, y a la sociedad, como una gran escuela formadora de ciudadanos y ciudadanas. La Educación Bolivariana se conceptualiza como un proceso político socializador donde las relaciones de escuela, familia y comunidad forman un escenario natural para el aprendizaje.

La doctrina educativa de Simón Rodríguez está vertebrada por sus proposiciones para extender el beneficio de la instrucción pública a los vastos sectores excluidos de la población y para educar socialmente a los jóvenes americanos a fin de convertirlos en ciudadanos capaces de vivir en un sistema republicano y de defender sus instituciones; es lo que él denominaba educación social y popular. Por ello, se permite aconsejar a los actores políticos, en el Pródromo a Sociedades Americanas en 1828, en los siguientes términos: “Hagan los directores de las Repúblicas lo que quieran; mientras no emprendan la obra de la Educación Social, no verán los resultados que esperan”.

De las ideas de Rodríguez, Bolívar y Zamora, en Venezuela se han establecido pilares que sustentan el desarrollo integral del nuevo Ser Social, humanista y ambientalista, lo cual abarca el Aprender a Crear, Aprender a Convivir y Participar, Aprender a Valorar y Aprender a Reflexionar. De lo antes expuesto, podemos precisar que en la Educación Bolivariana está presente la máxima de Simón Rodríguez que la Educación en América debe estar orientada a aprender a crear en nuestros propios escenarios, sin imitaciones, aprender a pensar, a innovar, a ser originales y sobre todo a ser hombres y mujeres libres. De igual modo, en la Educación Bolivariana encontramos plasmados también los postulados de Rodríguez sobre la Sociabilidad, la Generalización y el amor propio. La sociabilidad es el objetivo de la educación, el sujeto social de las luces y virtudes es el hombre en sociedad y la generalización se corresponde con la inclusión de todos en la sociedad a través de procesos educativos humanizados, enmarcados en su contexto histórico social y comunitario.


Referencias:

Ministerio del Poder Popular Para la Educación: Sistema Educativo Bolivariano.

Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Decanato de Postgrado: Comprensión de la Realidad Educativa Nacional y Ética de la Profesión Docente. Caracas, 2005

La Educación Venezolana en el Siglo XIX: Disponible: http://www.unesrvirtual.com.ve/maestriarobinsoniana/

I Congreso Internacional Robinsoniano, 2005. Hacia la Profundización del
Pensamiento Político y Filosófico de las Ideas Pedagógicas de
Simón Rodríguez.

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